Osteocondritis disecante y necrosis ósea

La osteocondritis disecante y la necrosis ósea

La osteocondritis disecante y la necrosis ósea son dos afecciones que afectan los huesos y articulaciones, causando dolor, limitación funcional y, en algunos casos, deformidades articulares. Estas condiciones pueden aparecer en personas de distintas edades y actividades, pero comparten factores como la afectación de la circulación sanguínea en el hueso. En este artículo, exploraremos en detalle qué son estas afecciones, sus causas, síntomas, tratamientos y cómo manejar su impacto en la vida diaria.

¿Qué es la Osteocondritis disecante?

La osteocondritis disecante es una afección que ocurre cuando una parte del hueso subyacente al cartílago articular pierde temporalmente su suministro de sangre. Esto puede provocar la separación de un fragmento de hueso y cartílago, causando dolor e inestabilidad en la articulación.

Se presenta con mayor frecuencia en jóvenes activos, especialmente deportistas, y afecta comúnmente rodillas, tobillos y codos. Los movimientos repetitivos o traumas menores en las articulaciones son factores de riesgo.

¿Qué es la Necrosis ósea?

La necrosis ósea, también conocida como osteonecrosis, ocurre cuando una parte del hueso muere debido a la falta de suministro sanguíneo. Esta afección puede ser causada por traumas, enfermedades sistémicas, uso prolongado de corticosteroides o consumo excesivo de alcohol. Los huesos más afectados suelen ser el fémur (cadera), la cabeza humeral (hombro) y los huesos pequeños del pie y la mano.

En sus etapas iniciales, la necrosis puede ser silenciosa, pero a medida que progresa, puede causar colapso óseo y daño articular irreversible.

Causas comunes de la Osteocondritis disecante y la Necrosis ósea

Los movimientos repetitivos o microtraumas en la articulación, factores genéticos que predisponen a la debilidad ósea, y alteraciones en la vascularización local del hueso subcondral son causas frecuentes de osteocondritis disecante.

En cuanto a la necrosis ósea, las principales causas son lesiones traumáticas que interrumpen el flujo sanguíneo al hueso, uso prolongado de corticosteroides, consumo excesivo de alcohol, enfermedades como la anemia de células falciformes o el lupus eritematoso sistémico, y tratamientos médicos como radioterapia o trasplantes.

Síntomas de la Osteocondritis disecante y la Necrosis ósea

En la osteocondritis disecante, los síntomas incluyen dolor articular que aumenta con la actividad física, hinchazón o rigidez en la articulación afectada, sensación de bloqueo o chasquido en la articulación y disminución de la movilidad articular.

Por su parte, la necrosis ósea se caracteriza por dolor profundo y sordo en la zona afectada, rigidez o pérdida de movimiento en la articulación adyacente y, en etapas avanzadas, colapso óseo y deformidad articular.

Diagnóstico de estas afecciones

El diagnóstico de la osteocondritis disecante y la necrosis ósea se realiza mediante una combinación de historia clínica, examen físico y estudios de imagen. Las radiografías permiten observar alteraciones en la estructura ósea, la resonancia magnética es útil para detectar cambios en el flujo sanguíneo y el daño del hueso subcondral en etapas tempranas, y la tomografía computarizada proporciona imágenes detalladas del hueso afectado.

Tratamiento de la Osteocondritis disecante y la Necrosis ósea

El tratamiento de la osteocondritis disecante puede ser conservador, con reposo y restricción de actividades que sobrecarguen la articulación, uso de férulas o dispositivos ortopédicos y fisioterapia para mejorar la fuerza muscular y la estabilidad articular. En casos avanzados, las opciones quirúrgicas incluyen fijación del fragmento óseo, microfracturas o trasplante de cartílago.

En la necrosis ósea, el tratamiento conservador incluye el control del dolor con medicamentos antiinflamatorios, uso de dispositivos ortopédicos para reducir la carga en la articulación afectada, y terapias como estimulación eléctrica para mejorar el flujo sanguíneo al hueso. Las opciones quirúrgicas abarcan descompresión del núcleo óseo para aliviar la presión interna, injertos óseos para reemplazar el tejido muerto y prótesis articulares en casos de daño severo.

Cómo ayuda la fisioterapia en estas afecciones

La fisioterapia desempeña un papel crucial en el tratamiento de estas afecciones. Incluye ejercicios terapéuticos para fortalecer los músculos que rodean la articulación y mejorar la estabilidad, terapia manual para mejorar la movilidad articular y aliviar la rigidez, electroterapia y ultrasonidos para reducir la inflamación y el dolor, y educación postural para distribuir correctamente el peso y evitar sobrecargas.

Consejos para prevenir la Osteocondritis disecante y la Necrosis ósea

Evitar el sobreuso articular alternando actividades de alto impacto con ejercicios de bajo impacto, mantener un peso saludable para reducir la carga sobre las articulaciones, fortalecer los músculos para mejorar la estabilidad articular, evitar el consumo excesivo de alcohol y corticosteroides, y atender las lesiones tempranas son estrategias clave para prevenir estas afecciones.

Cuándo buscar ayuda profesional

Si experimentas dolor articular persistente, rigidez o pérdida de movilidad, es crucial consultar con un especialista. Un diagnóstico temprano puede marcar la diferencia en la progresión de estas afecciones y mejorar significativamente la calidad de vida.

La osteocondritis disecante y la necrosis ósea son afecciones serias que pueden afectar la funcionalidad de las articulaciones y la calidad de vida. Con un diagnóstico temprano y un enfoque integral de tratamiento, que incluya fisioterapia y posibles intervenciones quirúrgicas, es posible manejar sus síntomas y prevenir complicaciones graves. Si tienes molestias articulares, no dudes en buscar ayuda profesional para cuidar la salud de tus huesos y articulaciones.

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